“What
the fuck are you doing?!!...”
Así recuerdo la
expresión. Eso fue lo que me gritó Carmine Coppola
(padre de F.F. Coppola) en el segundo ensayo de su primer concierto en La
Habana al frente de la Sinfónica Nacional de Cuba.* La presencia de la familia Coppola en Cuba era
un acontecimiento en medio de las siempre conflictivas relaciones políticas y
de todo tipo (ya duran más de 60 años) entre los gobiernos de EE.UU. y Cuba y
viceversa. Por eso el concierto de Coppola padre era casi un asunto de estado. El
concierto, enmarcado dentro de las actividades del Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano de La Habana, se haría en la sala Avellaneda del llamado Teatro
Nacional de Cuba enclavado en la famosa Plaza de la Revolución con todas las
facilidades solicitadas por los invitados.
Para este primer
concierto de dos horas de duración se hicieron dos ensayos de cuatro horas en
dos mañanas seguidas. Como era habitual en la Cuba de entonces, nos enteramos
de la música a tocar el mismo día del primer ensayo. En el atril me encontré un
libraco grueso y rojo supuestamente con la música en orden de ejecución. Era un
como una “suite” en dos partes en forma de “collage” de música de cine
compuesta por Carmine Coppola para las películas de su hijo, mezcladas con
otras músicas relativas al cine. Naturalmente que empezaba como con una especie
de obertura tipo Hollywood.
Sucedió que era necesario
un baterista y para eso el director titular de la orquesta, el maestro
Duchesne, recomendó a Guillermo Barreto, baterista muy bueno y de amplia
experiencia en esos menesteres. Pero resultó que estaba enfermo y entonces vino
otro baterista, muy bueno, pero que era muy mal lector a primera vista. Yo,
enseguida le advertí al maestro Duchesne que ese baterista, que repito era muy
bueno, no iba a poder con el libraco y los saltos de páginas además de los
pocos ensayos para tanta música. Tal como lo había pronosticado, el pobre no
dio pie con bola durante el primer ensayo. Terminado este, a la salida del edificio
veo que el maestro Coppola estaba muy molesto con algunos músicos (entre ellos
el baterista) y pedía cambios para el segundo ensayo:
–You fix this or tomorrow I'm going fucking California!!! –le oí
decir enfadado ante la cara del inspector de la orquesta Mario Gorostiza y del
maestro Duchesne. Este viró la cara, me vio a mí y se acercó. ¿Qué hacemos? me
preguntó. Yo me encogí de hombros y me cagué porque sabía lo que me venía
encima. ¿Podrás hacerlo tú?, me volvió a preguntar. Y yo, que he sido muy
atrevido en mi vida profesional y que en aquellos momentos me comía el mundo,
me volví loco y le dije que sí. Quedaba solo un ensayo. Volví a entrar en el
teatro y cogí la partitura del baterista, le eché una hojeada y me dio la
impresión que no era un típico papel de baterista sino más bien de percusión, o
sea, bombo caja y platillo. Y de tan atrevido que yo era, también era muy
confiado. Entonces dejé la partitura en el teatro. Total, en casa no tenía
Batería y después del almuerzo apurado del día iba a tener que seguir
trabajando en un conservatorio y no llegaría a casa hasta bien entrada la
noche. Así que...mañana sería otro día, pensé.
Al otro día traté de
llegar temprano al ensayo, en medio de las dificultades del transporte urbano. Llegué
al teatro y armé la batería. El papel que yo había ensayado lo haría otro
percusionista de la orquesta. Empezó el ensayo y todo iba bastante bien, entre
interrupciones normales e indicaciones del director. Continuaba el maestro su
ensayo y AQUÍ es cuando me encuentro con un salto de página de la 88 a la 107,
por ejemplo, y lo que seguía no era ni más ni menos que la entrada de tambores
de la famosa cabecera de las películas de la 20th Century FOX - Metro-Goldwyn-Mayer:
Rrrran pan... Rrrran
pan...Rrrrrrrrrrrrrrrrr...Rrrran pan y las trompetas, tat taratá, etc.
¿Qué pasó? ¿Q U É P A S O O O Ó? Que cuando el maestro bajo la mano para dar la entrada de tambor el pobre Marquito (menda) todavía estaba pasando la página y nadie tocó y se quedó con las manos sin música, una de las peores cosas que le puede pasar a un director.
Ahí el maestro metió un
manotazo en el atril y espetó:
–Where is the fucking drummer?? “What
the fuck are you doing?!!...”
Déjenme decirles que tal
parecía que el que me lo gritaba era el mismísimo "Godfather" de la mafia. Yo me debatía entre la vergüenza
propia y ante mis compañeros. Tauro al fin, no sabía si tirarle la silla por la
cabeza o...someterme a la ortodoxia de la disciplina colectiva del debido respeto
al MAESTRO que mi profesor Aragú me había inculcado. Todo eso en cinco
segundos. Al final opté por lo último. Bajé cabeza y le dije:
–Excuse me sir. It will not happen again.
Gruñó el maestro, bajó la vista a la partitura y
continuó el ensayo. Yo sabía que a mí ya no me podría sustituir. ¡No habría más ensayos!
Si le hubiera dicho otra
cosa no hubiera podido más levantar la cabeza en Cuba.
Esa noche, llegué al
teatro dos horas antes del concierto. Ya en casa había estado revisando bien el
dichoso libro. Lo volví a revisar y marqué todas las entradas lo mejor que
pude. Felizmente el concierto fue un éxito y no tuve ningún tropiezo. El
maestro Duchesne me felicitó.
Un año más tarde tuve la
suerte de reivindicarme en mi fuero interno. Volvió a Cuba el maestro Carmine
Coppola para dirigir un concierto. Esta vez la música duraba casi cuatro horas
porque íbamos a acompañar una película silente: “Napoleón”. La música también era un “collage”
entre música propia de C. Coppola y otros compositores. Entre esas partes
estaba un fragmento del cuarto movimiento de la Sinfonía Fantástica de Berlioz
en donde intervienen dos timpanistas en combinación. En el arreglo de C.
Coppola este unió las dos partes de Timpani en una sola. Me tocó tocar ser el
timpanista de ese concierto. En el primer ensayo, al terminar el fragmento en
el que yo toqué las dos partes sintetizadas en una, paró el ensayo y me miró quitándose
las gafas y alzando la ceja del ojo derecho. Me volví a cagar otra vez al
sentir la mirada del “Godfather”.
Pero acto seguido miró a la orquesta y les dijo:
– ¿Saben una cosa?
Normalmente eso lo tocan entre dos timpanistas y él lo ha hecho muy bien. Y con
la misma, siguió ensayando.
Y yo les cuento que no
era nada difícil. Pero me sentí muy halagado. Nada,...cosas que tiene el oficio.
Marcos M. Valcárcel Gregorio Octubre de 2021.
*ORQUESTA SINFONICA NACIONAL DE CUBA. Concierto.
Carmine Coppola, director. La
Habana, Teatro Nacional, Sala Avellaneda,
jul. 31, ag. 1, 1987.
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