lunes, 22 de septiembre de 2025

 Sobre amigos, ajedrez y torneos Capablanca en La Habana.

          

        Año 1962, Habana, Cuba.

Hacía un año que nuestra familia había regresado de Miami para establecerse definitivamente en La Habana. Mi hermano Jorge tenía 9 años y yo tenía 10. Mientras se conseguía casa en dónde vivir, estuvimos alojados en la casa de mis abuelos maternos en donde vivía también un tío al que le llamábamos “Macho”. A este le gustaba mucho el ajedrez y en sus ratos libres estudiaba el juego en casa y a mi hermano y a mí nos llamó la atención aquel tablero de casillas-escaques y aquellas fichas-figuritas con formas disímiles y que se movían de distintas formas. Nuestro tío, viendo nuestro interés, entonces hábilmente, nos introdujo poco a poco, en los pequeños trucos y secretos del juego. Y pasando los días y las semanas, entramos ya en la fase de aprender pequeños problemas, finales y aperturas ajedrecísticas, así como la historia del juego y de nuestro entrañable, otrora campeón mundial, José Raúl Capablanca. A partir de ahí, mi hermano y yo nos enviciamos, tuvimos la suerte de poder practicar juntos casi diariamente, ya fuera entre nosotros o con nuestro tío, que de aquellas nos daba unas buenas palizas.








Muy cerca del edificio en donde vivíamos, justo al costado del cine Gallizo en la barriada de Los Pinos, vivía un amigo de nuestro tío, el señor Carmelo, el cual jugaba muy bien y tenía una pequeña peña de ajedrez en el amplio salón de su casa, en donde se reunían amigos para jugar, conversar, fumar, beber y pasar el rato. Mi tío le había hablado a su amigo de nuestra afición y este invitó a mi hermano Jorge a jugar. Cual fue nuestra sorpresa cuando Jorge, ese primer día, le empató la partida. Ese fue su debut “semi-profesional”.

1962. Primer torneo Capablanca in Memoriam de La Habana.




En esos días de 1962 comenzó en La Habana el primer torneo Capablanca in Memoriam el cual se desarrolló en varios salones del céntrico hotel Habana Libre (antes Habana Hilton) al cual fueron invitados ajedrecistas muy famosos. Los podíamos ver de cerca, casi tocarlos. Había mucho silencio y respeto para la tranquilidad de los mismos y del desarrollo de las partidas. Próximo a la sala de juegos colocaban grandes pizarras en donde se mostraban el desarrollo de todas las partidas jugada por jugada, con expertos analizando, comentando y especulando sobre las distintas variables de juego, etc. Además, vendían unos pequeños tableros portátiles de cartón, con hendiduras en cada casilla, para insertar las pequeñas piezas de ajedrez de cartón. Al siguiente día de cada ronda se podían comprar unas hojas coleccionables en portafolios, con todas las partidas debidamente impresas y a un precio muy popular. No existían ordenadores, portátiles, ni móviles. Eran tiempos de efervescencias populares, tanto educacionales como culturales. Aquel primer torneo “Capablanca in Memoriam” nos acabó de enganchar al juego.



            Quiero decirles que a esos torneos, sucesivos cada año, asistieron ajedrecistas de la talla de:

Miguel Najdorf - GM – Argentina - excampeón mundial

Lev Polugaevsky – GM – URSS

Mijail Botvinnik – GM – URSS - excampeón mundial

Mijaíl Tal – GM – URSS - El genio de Riga.

Boris Spassky – GM – URSS - excampeón mundial

Víktor Korchnói - GM – URSS – pianista concertista

Tigran Petrosian – GM – URSS - excampeón mundial. Fue a la Olimpíada celebrada en Cuba en el año 1966.

Vasili Smyslov - GM – URSS - excampeón mundial

Bobby Fischer – GM – USA - excampeón mundial – Participó por teletipo debido a las discrepancias políticas entre los gobiernos de EE.UU. y Cuba.

Milev Zdravko – GM – Bulgaria

Jan Hein Donner – GM – Holanda

Efim Geller – GM – URSS

Ludek Pachman – GM - Checoeslovaquia

Borislav Ivkov – GM – Yugoeslavia

Victor Ciocaltea – GM - Rumanía

Wolfgang Uhlmann - GM – RDA

René Letelier – GM – Chile

Eleazar Jiménez – MI – Cuba

Francisco José Pérez Pérez – MI – Cuba-España

Eldis Cobo – MI - Cuba

Gilberto García – MN - Cuba

 

            …y otros que no quiero olvidar pero que desgraciadamente se han perdido en la memoria de esos torneos. Me gustaría que alguien con acceso a esos materiales, investigara y los colgara en la red. Hay poca información detallada de esos años.

            Para ir terminando, quiero contarles que en ese año 1962, a mi familia le concedieron un apartamento, en principio de alquiler, en el recién construido reparto Camilo Cienfuegos al este de La Habana. Entonces nosotros, sin proponérnoslo, poco a poco hicimos nuestra pequeña peña ajedrecística. Así conocimos a nuestro entrañable amigo Pepe (José Samuel Moya), de nuestra edad, después estudiante de arquitectura, el cual también era (y es) un aficionado y estudioso del juego. Nos dábamos unas buenas tandas en el portal de nuestra casa. Los más fuertes en el juego eran mi hermano Jorge y Pepe. Yo era menos estudioso, pero de vez en cuando también lograba ganarles, más por errores de ellos que por mérito propio. Desde luego, mi tío participaba de esos “matches” los domingos cuando nos hacía la visita.

            Así, finalmente, creo que el ajedrez, al ser un juego basado básicamente en resolver problemas y conflictos, nos aportó un buen desarrollo mental, una herramienta fundamental para la resolución de los avatares cotidianos de la vida. El ajedrez es lucha, disciplina, diversión, meditación, dedicación, resolución, y muchas cosas más. Por eso creo que este juego debiera ser casi obligatorio en cualquier sistema de estudios. Muchos países lo han incorporado como asignatura obligada a sus sistemas de estudios primarios.

 

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